20 Mayıs 2016 Cuma

AMAR Y LA TORTUGA

AMAR Y LA TORTUGA

Un día, Amar estaba leyendo uno de sus cuentos preferidos: "La liebre y la tortuga". Se reía de lo que le pasaba a la liebre y con la tortuga aprendía lo importante que es usar la cabeza y que la inteligencia vence con facilidad a la superioridad física. De repente, mientras pensaba en estas cosas, se dio cuenta de que la tortuga del libro había cobrado vida y le estaba hablando.
La tortuga empezó diciendo: “¡Hola, Amar! ¡Qué bien que siendo tan joven seas tan listo para aprender la lección de lo que pasó entre la liebre y yo!”
Amar le preguntó: “¿Cuántos años tienes?”
La tortuga contestó: “No soy tan joven como aparento. Tengo 45 años. Las tortugas viven unos 60 años, e incluso existe una clase de tortuga que se llama “Testudo” que puede vivir hasta los 189 años”.
“¿Cuál es tu estación favorita?”, preguntó Amar.
La tortuga dijo: "Es muy importante para nosotras vivir en un clima cálido. La temperatura de nuestro cuerpo cambia con la del aire y normalmente se encuentra entre los 0,1 y 0,2 grados menos que la del aire. Nuestro sistema digestivo se acelera cuando sube la temperatura. Cuando Dios nos creó, nos hizo así para que fuera más fácil sobrevivir cuando hace mucho calor. Necesitamos de todos los dones que Dios nos concede, pero Él es más rico de lo que necesita."
Entonces Amar le preguntó: "¿Cuál es vuestra comida favorita?"
“Nos encanta la calabaza. Nuestros ojos son muy penetrantes y el color que mejor vemos es el amarillo, así que encontramos fácilmente nuestra comida favorita”, respondió la tortuga.
kaplumbağa
" Suyo es lo que está en los cielos y en la tierra. Alá es, ciertamente, Quien Se basta a Sí mismo, el Digno de Alabanza."(Surah al-Hadzs: 64)
Amar tenía otra pregunta: “¿Hibernáis en invierno?”.
La tortuga le explicó: “Sí. Cuando hace más frío, de octubre en adelante, y es difícil encontrar comida, nos volvemos más lentas y nos protegemos durmiendo durante varios meses. El latido de nuestros corazones y nuestra respiración se ralentizan. Hibernamos de octubre a marzo. Dios nos creó así y no tenemos que estar despiertas cuando no hay nada de comer, lo que resultaría fatal para nosotras. Dios nos ha protegido durante generaciones haciendo que durmamos en el momento justo”.
Amar tenía más preguntas que hacer: “Sé que vives en tierra firme, pero creo que algunas de vosotras también vivís en el agua. Cuéntame algo de ellas”.
La tortuga sonrió:“Estás en lo cierto, Amar. Hay tortugas de tierra, tortugas de agua dulce y tortugas marinas. Yo, por ejemplo, vivo en tierra. Prefiero los campos, la tierra blanda y las vides. A las tortugas de agua dulce, como las que tenéis en los acuarios, les gustan los lagos y las orillas de los ríos. Las tortugas marinas viven en mares cálidos y sólo salen a tierra para poner sus huevos. Deja que te cuente algo interesante sobre la tortuga marina llamada Caretta:
Las “caretta carettas” van a las playas cálidas para poner sus huevos. Dios inspira a las jóvenes tortugas que eclosionan de los huevos para que se dirijan hacia la luz que se refleja en el mar, es decir, para que vayan derechas hacia donde van a vivir. ¿Cómo saben los bebés tortuga que el mar es el mejor lugar para vivir? Debe ser porque Dios implanta en ellas este saber.”
Amar replicó:  "Tienes razón. Cualquiera que tenga cerebro para pensar debe darse cuenta de que el mundo está lleno de los milagros que Dios ha hecho. Debemos recordar siempre que tú y yo, todos los animales y árboles, y todo lo demás, somos una prueba de Su existencia. Me ha encantado hablar contigo. Gracias por contarme tantas cosas. Adiós."
“Adiós, niño inteligente”, dijo la tortuga.
kaplumbağa ve tavşan

LAS CIGÜEÑAS DE PATAS LARGAS.

Las cigüeñas son aves migratorias que miden de uno a un metro y medio de altura y tienen grandes alas blancas. Sus picos y patas de color rojo les confieren una apariencia agradable. Cada año, las cigüeñas emigran en grandes grupos, porque no pueden vivir en sitios fríos. El verlas aparecer nos indica que se acercan los cálidos días de verano. Es un milagro que sepan cuándo va a hacer más calor. Al año siguiente, cuando llega de nuevo la primavera, las cigüeñas vuelven de su largo viaje y encuentran sus viejos nidos. Desde luego, es Dios quien les da tan buena memoria y sentido de la orientación.
leylek

HUSSEIN Y EL ELEFANTE

HUSSEIN Y EL ELEFANTE

La madre de Hussein le llevó al zoo un fin de semana. Era la primera vez que veía tantos animales diferentes en un mismo lugar. Fueron a la casa del elefante. Había un elefantito que tropezaba con su trompa y se caía, y su madre le ayudaba.
La elefanta se percató de que Hussein estaba mirándoles y le explicó: “Mira, mi bebé es tan pequeño que todavía no sabe usar su trompa. No se separará de mí hasta dentro de 12 años, y los primeros seis meses le enseñaré a usarla adecuadamente”.
fil
Hussein inquirió: "Siempre me he preguntado para qué usan sus trompas los elefantes. ¿Respiráis con ellas?"
La elefanta le dijo: “Nuestras trompas nos diferencian de los demás animales. Los orificios nasales están situados al final de las mismas, y las usamos para llevar la comida y el agua a la boca, para coger cosas y para oler; podemos absorber hasta cuatro litros de agua. Y, ¿sabías que incluso podemos coger un guisante con ellas? No tenemos las trompas por casualidad. Son un regalo de la misericordia de Dios todopoderoso, que todo lo creó”.
fil
Hussein preguntó entonces: “¿Cómo hacéis para encontrar suficiente comida?”.
La elefanta le explicó: “Somos los animales más grandes de la Tierra. Un elefante come unos 330 kilos de plantas al día. Pasamos 16 horas comiendo”.
Hussein hizo otra pregunta: “¿Y qué pasa con vuestros dientes?”
La elefanta respondió: “Como puedes observar, tengo dos dientes largos y afilados, uno a cada lado de la boca. Con ellos nos defendemos, y también nos sirven para cavar agujeros y encontrar agua. Con tanto trabajo, se desgastan y, por este motivo, Dios todopoderoso nos ha dotado de una característica especial: cada vez que un diente envejece y se desgasta, nos crece uno nuevo que lo reemplaza. Como Dios nos ha creado así, podemos hacer que crezca un diente nuevo y usarlo adecuadamente.”
Hussein sugirió: “Debes tener hambre, tu estómago hace ruido”.
La elefanta sonrió: “Hacemos ese ruido para comunicarnos entre nosotros. Podemos comunicarnos unos con otros a una distancia de 4 kilómetros”.
Hussein estaba perplejo: “¿Cómo habláis?”
La elefanta contestó: "Dios ha colocado un órgano especial en nuestras frentes que emite sonidos inaudibles para el ser humano. Utilizamos un código que otros animales no entienden y nos podemos escuchar entre nosotros a grandes distancias. Como puedes observar, la magnificencia de la creación de Dios se puede comprobar gracias a nosotros, los elefantes. ¡No olvides que tenemos que pensar en todas estas cosas y dar gracias a Dios todo el tiempo!"
Hussein asintió: “Gracias por contarme tantas cosas. Ahora tengo que ir con mi madre”.
“Adiós, Hussein”, dijo la elefanta.
Mientras volvía con su madre, Hussein se decía: “¡Quien sabe lo grandes que son los milagros que Dios ha hecho con otros animales!”

LO QUE EL HERMANO DE RASHEED LE ENSEÑÓ A ÉSTE

LO QUE EL HERMANO DE RASHEED LE ENSEÑÓ A ÉSTE

Un día, Rasheed iba caminando hacia la parada del autobús para ir a casa después del colegio. Mientras esperaba, oyó una conversación que mantenía un grupo de niños. Uno de ellos hablaba muy alto, se señalaba la camiseta y también a un cochecito eléctrico que llevaba en la mano. Rasheed prestó atención para saber de qué estaban hablando.
El niño que hablaba tan alto se llamaba Asim. Estaba enseñando sus juguetes y ropa nueva. Cuando llegó a casa, Rasheed no dejó de pensar en lo que dijo aquel niño. Cuando su hermano, Zubair, lo vio tan pensativo, se sentó a su lado.
tolga ve abisi
 
“¿Qué te pasa, Rasheed? ¿En qué piensas?”, le preguntó.
Rasheed le respondió:“De camino a casa, vi a un niño que estaba enseñando la ropa y los juguetes tan bonitos que tenía a sus amigos. Era muy desconsiderado, no le importaba que algunos de ellos no pudieran comprar esas cosas. Creo que se comportaba muy mal.” Zubair estuvo de acuerdo: “Tienes razón, Rasheed, lo que hizo no estuvo bien. Dios nos ha bendecido a todos con dones diferentes. El que alguien tenga más cosas bonitas, sea más guapo o tenga más éxito, no depende de él. Dios nos ha dado esas cosas para probarnos y ver cómo reaccionamos.
El comportamiento que más agrada a Dios es que la persona no olvide que ha sido Él quien le ha dado todo lo que tiene. No debemos presumir o ser unos malcriados a causa de dichos dones; debemos ser siempre modestos. De cualquier modo, es el demonio el que se enorgullece. Recuerda que ayer leímos un versículo del Corán que trataba este tema, en el que Dios dice:
¡[Recordad esto,] para que no desesperéis por lo [bueno] que se os ha escapado ni os alegréis [en exceso] por lo [bueno] que os ha llegado: pues Dios no ama a los que, por vanidad, actúan de forma jactanciosa! Sura 57:23 El hierro
tolga ve abisi
Rasheed asintió: “Entonces, no debemos volvernos unos consentidos por las cosas que Dios nos ha dado, y tampoco debemos estar tristes o frustrarnos cuando perdemos algo, ¿verdad, Zubair?”
Zubair sonrió: “¡Muy bien! Todo pertenece a Dios. Nos otorga todo lo que quiere: Ya sea poco o mucho, todo forma parte de las pruebas de este mundo”.
Rasheed tenía otra pregunta para su hermano: “En un versículo, Dios dice:
Y no dirijas tu mirada [con anhelo] hacia ese esplendor mundano que hemos permitido disfrutar a tantos otros para así ponerles a prueba: pues el sustento con el que tu Sustentador [te] provee es mejor y más duradero.(Sura 20:131 Oh, hombre)
What Asim did was wrong, but Lo que hizo Asim estuvo mal pero, ¿no estuvo mal también que sus amigos se dejaran impresionar y actuaran de un modo que no agrada a Dios? Aunque es Dios quien nos da de vestir, de comer, casa y coche, ser unos malcriados nos humilla, ¿verdad?”.
Zubair reflexionó: “Sí, es una buena forma de explicarlo. Deja que te ponga un ejemplo del Corán. En él, Dios compara a dos hombres. Uno de ellos tenía dos viñedos, que Dios rodeó de palmeras, y que daban cosechas sin mengua de ninguna clase. Cuando llegó el tiempo, los dos viñedos dieron sus cosechas. Había un arroyo en medio de cada uno de ellos, así que el hombre tenía frutos en abundancia. Cuando su propietario hablaba con un amigo, le humillaba diciendo:
"Alá os ha sacado del seno de vuestras madres, privados de todo saber. Él os ha dado el oído, la vista y el intelecto. Quizás, así, seáis agradecidos." (Sura an-Nahl: 78)

“¡Yo tengo más riqueza que tú, y soy más poderoso en [el número y la fuerza de mi] gente!”
Y habiendo pecado [así] contra sí mismo, entró en su viñedo diciendo: “¡No creo que esto vaya a desaparecer jamás! Ni creo que llegue jamás la Última Hora. Pero si [llegara, y] fuera llevado ante mi Sustentador, ¡seguro que encontraría a cambio un lugar mejor que este!”(Sura 18:34-6 La cueva)
Su amigo le aconsejó:
"Más te habría valido que al entrar en tu viñedo hubieras dicho: "¡Lo que Dios quiera [será, pues] no hay poder sino en Dios!" ¡Aunque yo tenga, como ves, menos riqueza e hijos que tú, puede que mi Sustentador me de algo mejor que tu viñedo –tal como puede hacer que caiga una calamidad del cielo sobre este [viñedo tuyo], y se convierta en un yermo pelado…! (Sura 18:39-40 La cueva)
Pero el propietario de los viñedos no tomó en serio su advertencia y, al final, Dios le castigó. Una noche envió una tormenta que lo destruyó todo. Cuando despertó a la mañana siguiente y se dio cuenta de que había perdido sus tan apreciadas cosechas, comprendió que Dios tiene un poder infinito y que todo está bajo Su control. No debemos olvidar nunca esta historia, Rasheed, y debemos comportarnos siempre como nos enseña”.
Y Dios os ha sacado del vientre de vuestras madres y no sabíais nada –pero os ha dotado de oído y vista, y de mentes, para que esto os mueva a ser agradecidos. Sura 16:78 La abeja.
çocuklar

OMAR Y EL PINGÜINO

OMAR Y EL PINGÜINO

Una noche, antes de irse a la cama, Omar vio un documental con su padre. Era de animales, y a Omar le sorprendió comprobar cómo algunos de ellos sobrevivían bajo las condiciones más difíciles. Mientras se acostaba, pensó en lo que había visto. Se imaginó viviendo donde ellos y, de repente, estaba en un lugar cubierto de nieve. Empezó a deambular por él.
Entonces oyó una voz que le decía: “¡Bienvenido, Omar!”
“¿Quién eres?”, le preguntó Omar.
“Soy un pingüino”, le respondió.
penguen
El animal que le hablaba parecía que llevaba puesto un esmoquin. Omar lo reconoció enseguida. Había una parte dedicada a los pingüinos en el documental que vio con su padre aquella noche.
“¡Ah, sí!”, dijo Omar, “Acaban de hablar de ti en la tele. Aquí hace mucho frío, ¿tú no tienes?”
El pingüino respondió: “Éste es el Polo Sur y las temperaturas pueden llegar hasta los 88 grados bajo cero. Esto mataría a muchas criaturas pero a nosotros no nos resulta difícil vivir aquí porque Dios nos ha dotado de unas características especiales.
Puesto que tenemos una gruesa capa de grasa bajo nuestra piel, no nos afecta tanto el frío como a otros animales. Y, cuando llega el invierno, nos marchamos hacia el sur a lo largo de la costa.”
Omar recordó: “¡Eso significa que emigráis! ¿Qué otras cualidades tenéis que yo no conozca? Por ejemplo, el documental decía que tenéis mucho cuidado de vuestros huevos hasta que nacen las crías. ¿Me puedes contar algo más, por favor?”
Omar recordó: “¡Eso significa que emigráis! ¿Qué otras cualidades tenéis que yo no conozca? Por ejemplo, el documental decía que tenéis mucho cuidado de vuestros huevos hasta que nacen las crías. ¿Me puedes contar algo más, por favor?”
El pingüino respondió: “Dios ha enseñado a cada animal cómo debe actuar. Sólo hacemos lo que Él nos ha enseñado.”
Omar estuvo de acuerdo: “Nuestro Señor ha enseñado a cada criatura dónde y cuándo asentarse y cómo encontrar comida. La vida que vosotros lleváis es un buen ejemplo.”
El pingüino se dio la vuelta: “Puedes encontrar otros muchos ejemplos en otras criaturas. Mi familia me está esperando, así que creo que debo marcharme.”
De repente, Omar escuchó el ruido de un timbre. Era el despertador que estaba sonando. Entonces se dio cuenta de que su aventura sólo había sido un agradable sueño.

JAMAL Y EL LORO

JAMAL Y EL LORO

Jamal siempre había querido tener un pájaro de mascota. No daba crédito el día en que su padre llegó a casa con una gran jaula. Le quitó el trapo que la cubría y vio que dentro había un loro de color amarillo y morado brillante. Jamal estaba muy contento. Esa primera noche, él y el loro tuvieron una larga charla.
Jamal dijo: “Hola, loro bonito. Quiero alimentarte bien así que debo aprenderlo todo de ti. En primer lugar, ¿me puedes decir cuál es tu comida favorita?”.
“Las semillas son mi comida favorita”, dijo el loro.
“¿Cómo te las comes?”, preguntó Jamal.
El loro se lo explicó: “Puedo sostener la comida entre mis dos patas y comerla como si fuera un bocadillo. Soy un experto abriendo semillas con la lengua. El que pueda saciar mi apetito de esta manera se lo debo a Dios”.
Jamal preguntó entonces: “Siento mucha curiosidad. ¿Dónde conseguiste esos increíbles colores que tienen tus plumas?”
papağan
“Como todos los pájaros”, contestó el loro, “mi colorido proviene de una sustancia almacenada en las plumas cuando éstas empiezan a formarse y tiene que ver con la manera en que la luz se refleja en ellas. ¿Sabías que cuando se me caen las plumas me salen otras nuevas? Y cada vez que vuelven a crecer tienen el mismo color. Ésta es otra evidencia de la perfección que existe en todo lo que Dios ha creado”.
Jamal asintió: “Es maravilloso. ¿Puedes imitar los sonidos que oyes? ¿Cómo lo consigues?”
“Sí, puedo imitarlos, pero no los entiendo. Esto también ocurre por deseo de Dios. Si no, ¿cómo podría una criatura como yo, sin inteligencia ni voluntad, ser capaz de imitar sonidos? Sólo Nuestro Señor tiene el poder de diseñar una colorida ave parlante como yo. Él es quien hace todo a la perfección”, explicó el loro.
Jamal sonrió: “Mi admiración por Dios todopoderoso aumenta cuando te contemplo. Haré todo lo que pueda para que te encuentres cómodo aquí. Y, de nuevo, bienvenido a casa, lindo lorito”.
“Recuerda”, dijo el loro, “Lo mejor que podemos hacer cuando vemos la perfección con que Nuestro Señor ha creado todo el universo es recordar Su grandeza, darle las gracias y tenerle siempre presente”.
¡Él es Dios, el Creador, el Hacedor que modela todas las formas y apariencias! ¡Suyos [en exclusiva] son los atributos de perfección! ¡Todo cuanto hay en los cielos y en la tierra proclama Su infinita gloria: pues sólo Él es todopoderoso, realmente sabio!(Sura 59:24 La concentración)

TODO TIENE SU LADO BUENO

TODO TIENE SU LADO BUENO

Alí es un buen estudiante de Primaria. Sus profesores y amigos lo quieren mucho. Es ordenado y respeta a su madre, a su padre y a las personas mayores. Pero reacciona de manera exagerada ante las cosas que le pasan y se preocupa por las que no han pasado. Por ejemplo, cuando hay exámenes en el colegio, siempre tiene miedo de suspender y, aunque estudia mucho, se preocupa demasiado. Esto hace que le resulte difícil concentrarse y, a veces, contesta mal preguntas que sabe perfectamente. Cuando hay algo que Alí no puede hacer o cuando las cosas no salen como él quiere, enseguida le embarga un sentimiento de profunda tristeza. Se enfada consigo mismo cuando se pregunta por qué no pudo hacer algo o por qué algo no le salió bien.
Un día, mientras regresaba a casa del colegio, Alí iba muy contento y, como siempre, nervioso. Cuando llegó, su madre estaba en la cocina preparando la cena. Empezó a contarle lo que le había pasado en la escuela.
“Mamá”, dijo entusiasmado, “Vamos a ir de excursión el fin de semana que viene. Vamos a comer mucho, a jugar a la pelota, a hacer excursionismo, cantar canciones y jugar a juegos. ¿Verdad que es estupendo?”
“Sí, Alí, ¡qué buena noticia!”, sonrió su madre. “Venga, lávate las manos y haz los deberes”.
Alí hizo lo que su madre le dijo. Se lavó las manos y la cara, y se puso a hacer los deberes. Pero todavía estaba alterado. Pensaba en lo mucho que se iban a divertir en la excursión. De repente le asaltó un temor: “¿Qué pasa si enfermo el fin de semana? Entonces no podré ir de excursión. Tendré que quedarme en cama mientras mis amigos juegan a la pelota.” Se puso muy triste. Desapareció su alegría. Mientras hacía los deberes no dejaba de pensar en ello.
düşünmek
El padre de Alí llegó a casa a la hora de cenar. La madre los llamó a la mesa. Se sentaron los tres, pero Alí permanecía callado y cabizbajo a causa de los tristes pensamientos que abrigaba. A su madre le sorprendió bastante este cambio. Su padre también notó lo apesadumbrado que estaba. Como de costumbre, empezaron a charlar.
“¿Qué has hecho hoy en el colegio?”, le preguntó su padre.
“Aprendimos algunas cosas nuevas, papá”, respondió Alí. “En clase de matemáticas salí a la pizarra y resolví el problema que nos puso el maestro.”
ali ve babası
“¿No le vas a contar a tu padre las buenas noticias, Alí?”, le preguntó su madre.
“Vamos de excursión este fin de semana, papá.”
“Sí, son buenas noticias, Alí”, sonrió su padre, “pero no pareces muy contento.”
Su madre añadió: “Estabas muy feliz cuando llegaste de la escuela, pero ahora pareces triste.”
Alí respondió: “Sí, estaba muy contento, pero estuve pensando en algo que me entristeció.”
“¿Por qué, Alí?”, preguntó su padre.
Alí le dijo: “Si me pongo enfermo el fin de semana y no puedo ir de excursión, me pondré muy triste.”
Su madre intentó tranquilizarle: “Alí, no te vas a poner enfermo ahora, y no sabes lo que va a pasar después. ¿Está bien que te preocupes por algo que puede ocurrir o no?”
Su padre añadió: “Mira, Alí, es el demonio el que te ha inspirado esos malos pensamientos y por eso estás triste por algo que todavía no ha ocurrido. Eso se llama ser un aprensivo. Los malos pensamientos que tenemos, o la ansiedad que sentimos en nuestros corazones, los envía el diablo. Dios nos dice en el Corán lo que debemos hacer cuando esto ocurre:
Y si una incitación de Satán te arrastra [a un arrebato de ira], busca refugio en Dios: ciertamente, Él todo lo oye, es omnisciente.Sura 7:200 La facultad del discernimiento.
“Alí”, dijo su madre, “Dios ha determinado de antemano todo lo que va a sucedernos. Y él desea lo mejor para nosotros. Si no puedes ir de excursión, ten por seguro que es por tu bien. Algunas personas olvidan que todo tiene su lado bueno, y se deprimen por algunas cosas que les ocurren. Pero puede ser que Dios les esté protegiendo de algo peor. Sin embargo, no piensan así, y es por ello que siempre están angustiados y deprimidos.”
Alí asintió: “Sí, ya lo entiendo. De ahora en adelante, cuando tenga malos pensamientos, me refugiaré en Dios y le daré las gracias por darme lo mejor en cada ocasión.”
köpek

AHMAD Y EL PATO FELIZ

AHMAD Y EL PATO FELIZ

Ahmad había ido de visita con su familia a casa de su abuelo. Antes de cenar, como de costumbre, éste lo llevó al parque. Cuando llegaron, Ahmad se puso muy contento al ver a los patos nadando en el estanque. Su abuelo sabía que le gustaban mucho estos animales, así que había traído algo para darles de comer. Se lo dio a Ahmad y se sentaron en un banco. Enseguida, Ahmad fue corriendo hacia los patos.
“Hola”, dijo, “Me llamo Ahmad y os he traído algo de comida.”
Uno de los patos contestó: “Hola, Ahmad, muchas gracias.”
“Estaba pensando”, dijo Ahmad, “si no os dan de comer, o si vivieseis en un sitio donde no hubiese personas, ¿cómo encontraríais la comida?”
ahmet ve ördek
El pato respondió: “Normalmente no abandonamos el agua cuando vivimos en estado salvaje. Es ahí donde nos alimentamos.”
“Pero no veo comida en el agua en que estáis nadando”, dijo Ahmad perplejo.
El pato le explicó: “Obtenemos la comida del agua de diferentes maneras. Algunos de nosotros permanecemos en la superficie y comemos plantas e insectos. Otros sumergen sus cabezas y pechos bajo el agua y buscan comida con la cola fuera de ella. Y hay otros que bucean para conseguir comida.”
ördek
Ahmad tenía otra pregunta: “¿Por qué estáis todo el tiempo en el agua? ¿Por qué no os paseáis por la tierra?”
“Somos palmípedos y nuestras patas nos permiten nadar muy rápido, pero nos resulta difícil andar en tierra firme”, le dijo el pato.
Entonces Ahmad le dijo: “Cuando me meto en el agua tengo que estar siempre moviéndome para permanecer a flote. Tengo que utilizar manguitos para no hundirme. ¿Cómo conseguís vosotros estar a flote durante tanto tiempo?”
“Al igual que tú no tienes que moverte cuando usas tus manguitos, el aire de nuestros cuerpos nos permite estar en la superficie del agua” respondió el pato.
Ahmad todavía estaba asombrado: “Pero cuando utilizo mis manguitos no puedo bucear. ¿Cómo lo consigues tú?”
“En el interior de nuestros cuerpos tenemos sacos de aire parecidos a globos pequeños”, dijo el pato. “Cuando estos sacos se llenan de aire, permanecemos a flote y, cuando queremos bucear bajo el agua, lo expulsamos.”
“Entonces podéis permanecer en la superficie del agua, podéis bucear bajo ella y podéis nadar estupendamente”, dijo Ahmad.
ördek
El pato continuó: “Es gracias a que somos palmípedos que podemos nadar tan fácilmente. Cuando movemos nuestras patas hacia delante y hacia atrás, las membranas que tenemos en ellas se expanden y nos permiten impulsarnos con más fuerza.”
“¡Igual que las aletas que los mayores se ponen en los pies cuando van a nadar en verano para ir más rápida y fácilmente!”, exclamó Ahmad.
“Eso es, Ahmad”, asintió el pato. Si vuestros pies fueran como las aletas no podríais caminar bien. Sin embargo, nosotros somos aves acuáticas y la forma que tienen nuestras patas nos permite nadar y alimentarnos con facilidad.”
“Todos los patos se parecen. ¿Cuáles son las diferencias?”, se preguntaba Ahmad.
“Sí, todos nos parecemos”, estuvo de acuerdo el pato, “pero existen algunas diferencias. Los machos tienen las plumas más brillantes que las hembras. Esto las protege cuando se sientan en el nido a incubar los huevos. Como tienen unos colores más apagados, sus enemigos no las pueden ver y así están más seguras. Los oscuros colores de las hembras, que se mezclan con el paisaje, hace difícil verlas incluso de cerca.”
“Entonces, ¿qué pasa cuando un depredador se acerca al nido?”, preguntó Ahmad.
ördek
El pato explicó: “Los machos atraen su atención con su colorido plumaje para evitar que se fije en la hembra que está en el nido. Cuando un enemigo se acerca a éste, inmediatamente, el macho sale volando haciendo mucho ruido y hace grandes esfuerzos para alejarlo de allí.”
En ese preciso instante, Ahmad vio unos patitos nadando en el agua. Le sorprendió que unos patos tan pequeños pudiesen nadar tan bien. Preguntó: “¿Cómo pueden esos patitos aprender a nadar tan rápidamente?”
“Los patitos pueden encontrar el camino hacia el agua y alimentarse solos a las pocas horas de haber salido del cascarón”, le informó el pato.
Ahmad se preguntó qué le pasaría si le hubiesen dejado en el agua a las pocas horas de nacer. Seguro que no habría sido capaz de nadar; habría tragado mucha agua y se habría ahogado. Reflexionó sobre lo perfectos que Dios había hecho a los patos para que pudieran vivir, nadar y alimentarse en el agua. Entonces su abuelo se levantó del banco y se acercó.
“Abuelo”, dijo Ahmad, “Los patos saben nadar muy bien, ¿verdad? ¡Y son tan bonitos!”
Su abuelo asintió: “Sí, Ahmad. Y una de sus cualidades consiste en mostrarnos lo bien que Dios ha hecho a todos los seres vivos. ¿Sabías que los patos también pueden volar? Cuando lo hacen, cambian continuamente de dirección para no ser presa de otros pájaros.”
“¿Cómo saben que tienen que actuar así para escapar de sus depredadores, abuelo?” preguntó.
Su abuelo le dijo: “Así como Dios ha dado unas características especiales a otros animales, les dio ésta a los patos para que se pudiesen proteger. Dios crea lo que quiere. Hay un versículo en el Corán que habla de esto:
Y es Dios quien ha creado del agua a todos los animales y [ha dispuesto] que algunos de ellos se arrastren sobre sus vientres, otros caminen sobre dos patas, y otros caminen sobre cuatro. Dios crea lo que quiere: pues, ciertamente, Dios tiene el poder para disponer cualquier cosa. (Surat an-Nur: 45)"
"Come on Ahmad," he said: "Dinner is almost ready. We'd better make our way back home."
“Venga, Ahmad”, dijo. “La cena estará casi lista. Será mejor que regresemos a casa.”
“Muy bien, abuelo. Te contaré por el camino lo que he aprendido sobre los patos.”
“¿De verdad?”, dijo su abuelo. “¿Dónde lo has aprendido?”
Ahmad guiñó un ojo a los patos que había en el estanque y les dijo adiós.
Cogió la mano de su abuelo y se alejaron. De camino a casa hablaron de lo perfecta que era la creación de Dios y le dieron gracias por ello.
ördek
LOS PATOS
Los patos, cuando vuelan, pueden ir tan rápido como un coche (al igual que los guepardos). Y, cuando están en el aire, cambian continuamente de dirección para evitar ser atrapados por los depredadores. Cuando bucean bajo el agua, lo hacen tan deprisa que los cazadores no pueden acertar con sus disparos.